Últimamente estoy siendo muy envidiosa, incluso diría que demasiado.
Es algo que no puedo evitar. Envidio a todos aquellos que se pueden mirar, cara
a cara, aunque sean miradas de odio. Deberían aprovechar que están cerca para
hacer las paces y seguir adelante. También envidio a todos aquellos que se
pueden tocar, aunque sea un puñetazo. A mí me encantaría que la persona que
quiero me tocara, aunque fuera para apartarme de su lado y por lo menos,
sentirlo cerca de mí, después de tanto tiempo separados. Y por supuesto, no
puedo evitar envidiar a las parejas felices que van abrazadas por la calle o
que en cada semáforo en rojo se plantan un beso. No he tenido la oportunidad
nunca de andar de la mano por la calle con el chico que quiero ni tampoco de
gritarle al mundo que lo quiero y que es mío. Pero lo que si estoy segura es
que por ti lo haría, incluso te presentaría a mis padres, fíjate si eres
importante para mí. Y como no, envidio a las chicas que pueden decir
"gracias por existir, ¿lo nuestro? un PARA SIEMPRE" Duele querer a
alguien y que no puedas decir para siempre, porque ni siquiera ha empezado
nada, porque ni siquiera sois nada, porque él no te quiere. Y toda la demás
envidia que tengo es, sin duda, por todas las personas felices que están
sonriendo en este momento porque, ahora mismo, yo no puedo sonreír sin más,
como ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario